Marilola Suárez viaja de vacaciones a Vail, Colorado, todos los años desde que sus hijas eran pequeñas. Ella conoce las pistas de esquí, los restaurantes y la ciudad.
"Es un lugar familiar para nosotros", sostuvo Suárez. "Lo adoramos."
Este año, su viaje anual trajo una sorpresa desagradable: el COVID-19, la enfermedad que causa el nuevo coronavirus. Después de unas vacaciones de seis días en Vail a principios de marzo, Suárez regresó a México y cayó con síntomas de fiebre, dolores de cabeza y una boca reseca.
Suárez fue parte de la primera ola de mexicanos, en su mayoría ricos, en infectarse con COVID-19 después de haber ido a esquiar en Vail. Otros mexicanos prominentes que se infectaron incluyen al presidente de la bolsa de valores de México, un pariente del multimillonario Carlos Slim y el director ejecutivo de la compañía que produce el tequila José Cuervo.
Aunque estuvieron en Vail más o menos el mismo tiempo, no todos viajaron juntos.
Ahora, el virus se propaga por todo México. Para el 31 de marzo, la Organización Mundial de la Salud reportó 993 casos confirmados, de los cuales varios expertos en salud pública suponen que son solo una pequeña fracción del verdadero número. Y aunque los más ricos de México fueron de los primeros en contagiarse con COVID-19, expertos en salud pública dijeron que el virus probablemente impacte más a la clase trabajadora del país y a aquellos sin acceso fácil a la atención médica.
Para Suárez, la enfermedad llegó de la nada. Ella, su esposo y algunos amigos se hospedaron en el lujoso hotel Arrabelle en Lionshead. Sabían sobre el COVID-19 en China y España, pero no les preocupaba.
Cada día esquiaban por la mañana, luego desayunaban, esquiaban más, tomaban bebidas, la siesta y luego la cena.
"No leíamos las noticias", sostuvo Suárez. "Estábamos de vacaciones".
Todos regresaron a México el 8 de marzo en un avión privado. Dos días después, Suárez invitó a sus hijas y nietos a almorzar en su casa. Esa noche, Suárez comenzó a sentirse enferma. Más tarde vio las noticias sobre el brote de coronavirus en Colorado. Una semana después de regresar de Vail, fue a un hospital privado en México y su exámen de COVID-19 resultó positivo.
“Lo primero que pregunté fue si iba a morir,” recordó Suárez. “Porque si era así, quería organizar mis cosas.”
Suárez sospecha que contrajo el virus de un grupo de jóvenes italianos que estaban en Vail en una competencia de snowboard. Ahora, su ciudad natal de San Pedro Garza García, al norte de México, se ha convertido en un pequeño semillero de casos de COVID-19. Para el 30 de marzo, la ciudad tenía 57 casos confirmados.
"Es el municipio, por mucho, con más casos per cápita en el país", sostuvo Miguel Treviño, alcalde de la ciudad.
Colorado Public Radio no pudo confirmarlo independientemente teniendo en cuenta las estadísticas disponibles. Treviño dijo que el grupo más grande de casos de coronavirus en San Pedro proviene de residentes que viajaron a Colorado.
“Eso tiene que ver con el perfil de la comunidad de aquí," dijo Treviño. "Es una comunidad que viaja mucho, tanto por placer como por trabajo."
San Pedro también es una de las comunidades más ricas de México, similar a Beverly Hills en California. El hecho de que los mexicanos ricos están entre los que contrajeron COVID-19 primero ha llevado a un poco de discordia, así como a declaraciones engañosas. El gobernador del estado de Puebla sugirió falsamente que los pobres eran inmunes al virus.
“Los ricos son los que están en riesgo," dijo el gobernador Luis Miguel Barbosa en comentarios transmitidos por Facebook y YouTube.
De hecho, el COVID-19 es extremadamente contagioso. Las personas que no se pueden dar el lujo de dejar de trabajar o sin trabajos que les permitan trabajar desde su casa corren el mayor riesgo de contraer y propagar el virus.
Si bien la Ciudad de México es una sombra de lo que suele ser — antes del COVID-19 — todavía circula gente. Hay aquello camiones icónicos que deambulan por las calles anunciando que compran chatarra. Las cafeterías y restaurantes siguen abiertos, al igual que los puestos de comida callejera conocidos en México.
"No es que no me preocupe enfermarme, pero en este momento estoy más preocupado por tener un trabajo", dijo Samuel Pimentel, quien trabaja en una cafetería en la Ciudad de México.
La cafetería ya ha despedido trabajadores y ha reducido las horas porque el negocio es muy lento. Un día antes, Pimentel dijo que la cafetería solo vendió $10 dólares todo el día.
Aún así, Pimentel planea mantener el café abierto, al menos hasta que el gobierno lo obligue a cerrarlo. Una vez que se cierre, dijo, no tendrá dinero para pagar las cuentas y el café cerraría definitivamente.
A diferencia de los Estados Unidos, en México no existen beneficios de desempleo. Quienes pierden sus empleos en México no cuentan con el apoyo del gobierno. Entonces, la gente espera y espera que lo peor de la pandemia pase rápidamente.
Gerardo Sotomayor, dueño de una lavandería, dijo querer mantener su negocio abierto pero le preocupa que la ropa que toque esté contaminada.
"Estamos cerrando para evitar enfermarnos y también a los clientes", sostuvo.
Aún así, Sotomayor espera volver a abrir en dos semanas cuando lo peor de la crisis haya terminado. Los expertos en salud pública dijeron que eso es poco probable.
El presidente de México Andrés Manuel López Obrador ha pedido calma. Recientemente, el 22 de marzo alentaba a los residentes a ir a restaurantes para apoyar la economía.
Eso es un problema, sostuvo Julio Frenk, ministro de salud de México (2000-2006), quien ahora es presidente de la Universidad de Miami.
"Al minimizar la amenaza que representa la pandemia, se perdió un tiempo valioso para prepararse para la emergencia", dijo Frenk.
México tampoco tiene la cantidad de camas hospitalarias o ventiladores con los que cuentan otros países desarrollados, sostuvo el Dr. Malaquías López, profesor de medicina de la prestigiosa Universidad Autónoma de México.
"La crisis podría afectar más a las personas con menos recursos", agregó, haciendo énfasis especialmente en áreas rurales sin muchos médicos ni hospitales.
Marilola Suárez lo sabe y le duele. Ella pagó $450 dólares por una prueba de gripe y coronavirus. Eso es más dinero de lo que ganan en una semana la mayoría de los mexicanos.
“Puedo ir a un hospital,a un hospital privado, y eso es algo a lo que la mayoría de las personas en México no tienen acceso”, dijo Suárez. “Y en países con sistemas de salud más avanzados, como España e Italia, la gente se está muriendo”.
En comparación con muchos, Suárez tuvo suerte. Ella se está recuperando y su examen resultó negativo cuando se lo hizo el 30 de marzo. Nadie más en su familia se llegó a enfermar.
Y cuando todo esto termine, Suárez sostuvo que planea regresar a Vail para otro viaje familiar de esquí.